capsula

Estas estructuras, creadas hace 50 años, son un opción resistente y amigable con el medioambiente. Informate

Las cúpulas geodésicas, estructuras semiesféricas cuyas caras están formadas por triángulos con los vértices unidos, se hicieron famosas cuando el arquitecto estadounidense Richard Buckminster Fuller las desarrolló a mediados del siglo XX y presentó una de estas construcciones, conocida como Biosfera de Montreal, en la Exposición Universal de 1967, en Canadá.

Ahora, este tipo de construcciones y otras cúpulas de diseño similar recobran actualidad, como hogares para el ser humano, no solo en nuestro planeta, sino en los mundos vecinos.


La compañía Biodomes, por ejemplo, diseña y construye 20 modelos de domos geodésicos de cristal y metal, cada uno de los cuales puede ser edificado en diferentes tamaños, de seis hasta 20 metros de diámetro, y con una superficie interior de 28 metros cuadros y 320, respectivamente, según esta firma con sede en Rumanía.

Además de su belleza natural, estos hogares del futuro, ecológicos y sostenibles para el medioambiente tienen numerosas ventajas estructurales, según su fabricante. “Estas construcciones son extremadamente fuertes para su peso, proporcionan una estructura muy estable, y son capaces de resistir terremotos de hasta 8,5 en la escala de Richter y vientos de 320 kilómetros por hora, debido a su forma aerodinámica y la gran capacidad de soportar cargas de su estructura”, explica a Efe Remus Gall, diseñador y jefe de proyecto de Biodomes.

En lo que respeta al medioambiente, Gall afirma que el diseño esférico y con menos área de superficie consigue que haya una mejor circulación de aire, que el edificio sea menos susceptible a los cambios de temperatura, y también que sea más barato de climatizar comparado con las casas rectangulares.

Según el empresario, hay dos razones por las que las cúpulas son más eficientes en términos energéticos, y una de ellas es que el flujo de aire en su interior es continuo, sin esquinas donde estancarse, “por lo que se necesita un 30 por ciento menos de energía para hacer circular el aire y mantener la temperatura adecuada”.

La segunda razón de su eficiencia energética es que su diseño logra que se requieran menos materiales de construcción y cantidad de superficie para encerrar más espacio habitable, lo que –dice Gall– se traduce en que haya “una menor necesidad de energía para calentar o enfriar el ambiente”.

 

TOMADO DE: www.eltiempo.com