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Al ser uno de los países más ricos en flora, Colombia tiene todo el potencial para convertirse en uno de los principales abastecedores de productos derivados de la miel en el
mundo.


Las abejas han sido tradicionalmente asociadas al orden y a la laboriosidad, adjetivos con los que también podrían describirse los apicultores colombianos que se han encargado,
a través de sus proyectos, de impulsar esta actividad en el país. Sin embargo, pese al esfuerzo de algunos campesinos, en Colombia se sigue importando miel, polen y propóleos de
Argentina, México y Perú.

Según Arturo Silva Pérez, quien junto a su familia crearon la empresa Apisred en Huila, la cual se encarga de la elaboración de productos derivados de la miel, el problema del
país es que “falta que las personas tecnifiquen la actividad para que puedan obtener el registro Invima y entrar a los grandes mercados” pues la producción y la comercialización
de artículos se hace de manera informal y sin tener en cuenta herramientas técnicas. Otra de las dificultades para los fabricantes, dice Apisred, es que en el país hay un alto
índice de falsificación especialmente de la miel, el propóleo y la jalea real, lo cual afecta el mercado.

Sin embargo, Silva agrega que en Colombia hay un gran potencial ya que se puede tener abejas en todos los pisos térmicos desde el desierto de la Tatacoa en Huila, donde se
creería que no se podría tener estos insectos porque no hay abundancia de flores, hasta en Sesquilé, Cundinamarca, donde el clima es frío. Aunque los lugares óptimos para la
producción se encuentran en los llanos orientales y el eje cafetero.

Desde Huila, Apisred se propuso desarrollar el potencial de la apicultura y para esto realizaron un proyecto para generar valor agregado a la miel con el fin de diversificar el
mercado de este elemento y que los campesinos pudieran obtener más ingresos. Así, se dieron a la tarea de realizar una planta de producción de bebidas fermentadas de calidad,
por lo cual buscaron asesorías de parte de la academia y de diversas instituciones como Colciencias. La idea era que, al tecnificar el proceso, pudieran recibir certificación
del Invima y vender los productos que fabricarán, como la hidromiel. Aunque aún están en el proceso de obtener la certificación, Apisred no sólo desarrolló la planta, sino que
se convirtió en un centro de formación en apicultura.

TOMADO DE: semana.com